Alojamiento:
Albergue Aires del Duero. Villarino de los Aires. Salamanca.
Transporte: Coche propio.
Nuestro primer viaje. La historia de siempre. 4 amiguetes en
un bar, unas cerves y un “¿Podíamos ir a algún lado juntos no?”. Así que a buscar destinos pensando ¿Nos
aguantaremos durante 4 días?
Teníamos varias alternativas en mente hasta que un compi del
curro, nos propuso la zona de las Arribes del Duero. Después de mirar un poco
por internet nos gustó y empezamos con los preparativos.
Mapa
Mapa
Ver Arribes del Duero en un mapa más grande
Jueves
Sobre las 18:00 llegamos a
Villarino de los Aires. Pueblo bastante pequeño así que encontramos fácilmente el albergue.
Para nuestra sorpresa, estamos nosotros solos alojados. La dueña, bastante
amable, nos dice que como estamos nosotros no va a encender la calefacción y
que en su lugar nos pone un radiador en la habitación. No muy convencidos, todo
sea dicho, vamos hacia la habitación: 2 literas y un lavabo. La ducha y el WC comunes fuera de la habitación. Todo
bastante limpio así que más que suficiente.
Como aún nos queda algo de sol, decidimos ir al embalse de Almendra.
Eso no es un embalse, eso es un mar. Nos
quedamos flipaos, no se ve la orilla.
Embalse de Almendra |
Volvemos al pueblo para cenar, nos metemos en el bar de turno, cenamos unas raciones y nos tomamos unas cerves. Preguntamos al dueño que si hay algún otro sitio para ir por la noche y nos manda al centro de jubilados. Un poco moscas vamos para allá y, si, sorpresa, es donde va la gente joven del pueblo por la noche. Gente maja y algún cacharro de por medio. Después de un ratejo decidimos que como el día siguiente va a ser largo nos vamos para el albergue a sobar. A la vuelta, nos acordamos de la falta de calefacción y de nuestro radiador. El albergue estaba frió pero la habitación bien calentita parece que todo funciona... hasta que alguien decide ir al WC. Al estar fuera, frió como el solo. A sobar.
Viernes
Nos despertamos a desayunar y... ya no estamos solos. Ha venido una familia
con niños y, mientras desayunamos la dueña nos dice que ya enciende la calefacción.
Se acabaron los “escalofríos nocturnos”.
Con el estomago lleno, vamos hacia nuestro primer destino, el Pozo de los humos, es una cascada, que con agua debe ser la leche, al ser noviembre no baja más que un hilo pero aún así nos gustó bastante. Para llegar fuimos con el coche hasta Pereña de la Ribera. Dejamos el coche donde vimos que no podíamos avanzar mas porque el camino se complicaba y andamos un ratejo.
Nota: Actualmente hay un aparcamiento que indicamos en el mapa.
Nota: Actualmente hay un aparcamiento que indicamos en el mapa.
Pozo de los humos |
Desde allí nos dirigimos al Picón de Felipe. Situado en Aldeadávila de la Ribera se trata de un mirador impresionante sobre el Duero.
Picón de Felipe |
Una vez hechas las fotos de rigor, bajamos hasta Salto de Aldeadávila, el poblado del personal de Iberduero que se construyó por los años 60 para hacer la central eléctrica del salto de Aldeadávila (una de las más importantes centrales, en producción, de España). El poblado goza de un microclima, hay naranjas, limones al igual que lo hay, a partir de este punto del Duero, a lo largo de toda la rivera del Duero.
Salto de Aldeadávila |
Por la tarde, y con un poco de prisa porque son las 16:00 y vemos que ya esta anocheciendo, volvemos hacia Aldeadávila, donde, en la Playa del Rostro, se podía hacer una rutilla guiada en barco. Dura 1'30 h, en las que se recorren unos 22 km por 14'50 €. Bastante recomendable, lo de ver los cañones desde dentro impresiona.
Bastante cansados, decidimos volver al albergue para descansar un poco e ir pensando ya en la cena.
El sitio elegido fue La Retoñera de Arribes en Trabanca, y la verdad es que dimos en el clavo. Tabla de quesos, huevos con farinato, salteado de setas, sepia, carrilleras, cervezas y postres por 79,17€ para los cuatro.
Sábado
Fermoselle. Nos
dirigimos a la oficina de turismo. Nos dan la información de turno y ponemos
rumbo a Fariza de Sayago.
En Fariza destaca el Mirador de las Barracas. Partiendo de la Ermita
del Castillo, sale un paseo que conduce al mirador. Espectaculares vistas del
cañón. Fotos de rigor y partida hacia Miranda
do Douro.
De camino nos encontramos con este puente de piedra que habíamos visto en varios folletos:
Ermita del Castillo |
Mirador de Fariza |
Puente de piedra |
Miranda do Douro es una ciudad portuguesa, que dispone de puerto fluvial donde se pueden coger barcos para hacer alguna ruta guiada. Imprescindible darse un paseo y pedir su famoso bacalao dourada. A reventar.
El Duero desde Miranda do Douro |
Por la tarde volvemos a Villarino y decidimos ver lo que nos queda del pueblo (que básicamente es todo). Mirador de la faya, Ambasaguas, que es el punto de encuentro de las aguas del Tormes con las del Duero, y el Teso de San Cristóbal donde hay otro mirador y los restos de un castro celta.
Castro celta |
Mirador Teso de San Cristóbal |
Cenamos, esta vez ya no había dudas y volvimos a nuestro ya querida Retoñera y nos metimos unos entrantes y unos chuletones con bebida y postre por 95€. Bestial.
Para bajar la comida nos fuimos a tomar algo al centro de jubilados. Decidimos, que el Domingo, antes de volver para Madrid, nos íbamos acercar a Portugal. Entre unas cosas y otras, copa va, copa viene, una típica nuestra... liarla el ultimo día. Tremebunda borrachera la que nos cogimos.
Domingo
El día de la vuelta. Nos levantamos con una resaca bastante
considerable. Fijamos el objetivo en Barca d'Alva. Pueblo con un pequeño puerto
fluvial. Ese día celebraban una especie de encuentro hispano – portugués. Estuvimos unas horas y decidimos ya volver
hacia Madrid.
Barca de Alva |
Conclusiones
Fuimos a las Arribes casi por casualidad, sin esperarnos gran cosa y sin tampoco encontrar mucha información por Intenet. Sin embargo una vez allí nos encantaron. Zona fronteriza entre España y Portugal poco explotada turísticamente y en donde se encuentran lugares impresionantes. ¿Quién da más?.
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